Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://georgiavmmd902807.ssnblog.com/37327408/por-qué-zidane-reaccionó-así-en-su-último-partido